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¿Cuán largo es este lapicero?

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Tengo aquí en la mano un lapicero. Es de la marca “Bic”, y tiene tinta  azul. Si fuera muy importante saber la medida del lapicero, yo podría preguntar de muchos amigos, “¿Cuánto mide este lapicero – cúan largo es?” Sin duda, oyería muchas opiniones. Alguien diría, “Unos 10 centímetros,” otro, “12 centímetros,” etcétera. Unos dirían, “No sé.” Y quedarían las dudas.

Tal vez la mayoría tiene la razón. Quizá mi muy amigo tiene la razon. Acaso mi compañero de trabajo sabe. A lo mejor, mi abuelito sabe la verdad, ¿no? Tenemos muchas opiniones, pero una sola medida. Ni la mayoría, ni nadie famoso, ni nadie rico, ni aún mi familia puede cambiar la medida. No importa si creo un número equivocado, aún por años y años. Puedo gritar y puedo llorar, pero el lapicero no cambia.

Así, ¿cómo es posible saber, sin duda ninguna, la medida? Ya tiene su tamaño, y todos tienen una regla. Y para estar bien seguro, simplemente tengo que poner el lapicero al lado de la regla y leer los números cuidadosamente. Ahora, tengo confianza. Pero, ¿qué pasa si Ud. toma el lapicero y la regla y lo mide para mi? Aún si somos amigos, o aún familiares, Ud. puede estar equivocado, así vienen las dudas otra vez. Tal vez, no le importa tanto la medida, y así no lee bien la regla. O, puede ser que tenga ojos débiles, y no pueda ver bien para leer.

Así es con cosas de Dios, con asuntos de la verdad. Cuando vienen preguntas importantes – cómo ser salvo, a cuál iglesia pertenecer, cómo adorar a Dios, cómo amar a mi esposa, cómo criar los niños, cuándo viene el fin del mundo – cada persona tiene sus opiniones y sus prácticas. Unos gritan, y otros lloran. Cada religión tiene gente famosa, y tiene muchos miembros. Cada religión quiere que ellos lean la biblia y la interpreten para nosotros. Queremos creer lo que dice nuestros amigos y queremos hacer lo que practican nuestras familias. Pero todo esto no cambia la verdad.

Hay muchisimas opiniones, y muchas religiones en el mundo, pero tenemos una sola regla fiable. La “regla” es la bíblia, la palabra escrita de Dios. (2 Timoteo 3:16-17) Se requiere tiempo para aprender manejar la biblia corectamente. (2 Timoteo 2:15; Hebreos 5:13-14) Está bien preguntar de sus amigos, su sacerdote, su familia, su amante, su predicador. (Mateo 7:7-14; Hechos 8:30-31) Pero, ¡cuidado! ¡Hay muchos falsos profetas en el mundo! (1 Timoteo 4:1-3; 2 Pedro 3:16-17; 1 Juan 4:1)

Hablando de temas básicos, la biblia puede explicarse sin ayuda. A la misma vez, recuerde que casi no hay un tema bíblico que se explica completemente con un sólo versículo. Pida todos los versículos que toquan el tema. Cuando tenemos todos los pasajes podremos entender la voluntad de Dios. Recuerde también que ¡las opiniones de la gente alrededor de nosotros no son la regla, y no cambian la palabra de Dios! Así, cuando estudia la biblia con alguien, no permita que su amigo interprete lo que dice la biblia.

Tenemos la regla, dada por Dios. Busque la verdad en las escrituras (Hechos 17:11), y lea la Biblia para si mismo. (Efesios 3:3-5) ¡Depende el alma en tener la razón! (Juan 8:31-32; Santiago 1:21-22)


Escrito por Hombre Tinta

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